Las heridas en los pies son las más peligrosas
Los pies y los tobillos son áreas muy vulnerables en los pacientes de diabetes ya que tienen tendencia a inflamarse lo que retrasa la curación de las heridas. Si la herida se presenta en un brazo, por ejemplo, éste se puede inmovilizar, aunque la persona pueda seguir trasladándose de un lugar a otro. Sin embargo, resulta mucho más difícil lograr inmovilizar totalmente el pie o una pierna mientras se cura la herida. A los diabéticos se les dificulta además evitar heridas en los pies ya que tienen más probabilidades que otras personas de desarrollar callos, piel reseca y daños en las terminaciones nerviosas. Todo eso aumenta las probabilidades de úlceras (llagas abiertas) y de infección. Por si fuera poco, la diabetes también contribuye a una visión mala, así que se les dificulta ver y sentir si tienen una herida en el pie hasta que ésta empeora. Una herida que no sana, en el caso de los diabéticos, puede significar no sólo dolor e inconveniencias, sino un serio peligro de gangrena y hasta de amputaciones de un dedo, de varios o de todo el pie. (Vida y salud, 2019).
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